martes, 21 de octubre de 2008

Leo Dan

Cuando yo triunfé estaba muy feliz porque ganaba mucho dinero y pensaba que eso era lo más hermoso que me había ocurrido, en mis comienzos precisamente. En 1965-66, fui llamado a un cursillo de cristiandad. Ahí conocí la gracia del Señor. Me acuerdo que yo me negué luego porque ese cursillo era viernes, sábado y domingo. Y dije: no, yo no puedo ir, porque son los días que más produzco. El Señor después me tuvo dos años sin trabajar, me llevó a España con lo justo, y a veces había que juntar las monedas para poder comer, pero Él me desarmó y me volvió a armar. Desde ese día el Señor ha estado siempre con nosotros, ha fortalecido mi matrimonio.
“Yo quisiera contagiar a la gente, para que acepte a Jesús como su Salvador, porque el Señor no descuida a sus hijos. Así estés en el barro, el Señor te va a levantar, así estés en las perdiciones, el Señor te va a rescatar. Así estés en la cárcel, el Señor te va a levantar, y si estás enfermo siempre vas a ser un ejemplo porque trabajas para Dios”. Por lo general se piensa que los que aceptan a Jesucristo como su Salvador personal son personas que han fracasado en la vida, les ha ido mal, o están en un hospital con una grave enfermedad, o bien en situación de extrema angustia, sin embargo, tengo delante de mí a un hombre lleno de fama, nombre, prestigio, que buscó a Jesús Explíquenos, ¿cómo fue esto? Es muy fácil. Yo pensaba que yo lo tenía todo; materialmente tenía éxito, fama, juventud, pero llegaba un momento en que uno está solo y nadie te puede llenar esa soledad sino Jesucristo. Ahora, que seguir a Cristo no es fácil; significa sacrificio, significa muchas cosas, aceptar la cruz y cargarla. Yo me maravillo porque, por ejemplo, no es que queremos un hotel de primera, y la gente nos da un hotel de primera. Llegamos a un lado, digo yo soy Leo Dan, y como que la gente responde a algo y todo eso es obra de Dios, porque Dios a sus hijos los quiere como cualquier padre. Creo que nuestro Padre es bondadoso en ese sentido y quiere que nosotros nos sintamos favorecidos de Dios, porque la religiosidad es la actitud de aquellos que sólo dan vuelta a la cruz, pero Cristo nos invita a tomar la cruz, y aceptar a Cristo y seguirlo es ayudar a los demás, al prójimo, sentirse útil.
Cuando no quise aceptar el llamado, el Señor me pegó un golpecito, un jalón de oreja de dos años. Ser popular y ser cristiano en un mundo sofisticado, de mucho ego, galán buscado por las muchachas... ¿cómo manejó estas situaciones? Al principio era el ego, como dices, que yo era el ganador, y lo interesante y maravilloso que a mí me sucedió es que todas aquellas muchachas bonitas que venían a mí, venían a pedirme consejos. O sea que venían a decir que el novio, que esto, que papá. En vez de ser un galán me convertí en un consejero, y parece que era bueno porque muchas se casaron, muchas que no podían tener hijos, hoy los tienen por orar, por creer en la Palabra. El Señor lo solucionó de la forma más linda, con la verdad, con la justicia Quiso sólo hacerle canciones a Jesús Leo quiso abandonar todas las canciones de corte popular, pero confiesa que hace siete u ocho años, “cuando empecé a predicar la Palabra recibí un mensaje en Ecuador. Era del Señor Jesucristo a través de una profetiza: “Tú eres uno de mis elegidos, utiliza tus canciones para conquistar almas para el Señor”. De ahí comencé a predicar la Palabra, en los lugares donde Dios me mandó, que son las discotecas, donde la gente va a lanzarse sus traguitos, que no es malo, lo malo es cuando se abusa.
Todo, lo máximo. Lo más hermoso que me ha pasado en la vida es haber conocido a Jesucristo y haberlo aceptado como mi Salvador.
La gente es pobre vive en miseria porque no acepta a Jesucristo como su Salvador. La gente cree que (Dios) le va a solucionar los problemas en el sentido como ellos lo ven. Pero hay que tener conocimiento de la Palabra. Mira a los pastores, a la gente que predica la Palabra, que están con Dios y trabajan para Dios: no les falta nada, es más, lo único sí que los pone tristes es cuando ven que la gente llega a la iglesia por estar enamorada del pastor o lo perciben como algo mágico. No, así no, hay que ir a escuchar la Palabra y aplicarla A veces la gente cree que porque tiene un hotel, una empresa, un vehículo, dice: mira Dios como ha sido conmigo. No, no es así. La felicidad es otra: la felicidad es que tus hijos no se enfermen, que tengan para comer, que se puedan educar. La felicidad es que te sientas bien sano, que puedas dormir sin decir: ¡Uy!, le debo a éste, y tengo que estar huyendo, que esto y lo otro. Por eso digo, si tú tienes conocimiento de Dios, difícil es que vayas a perecer. La Palabra dice: mi pueblo perece por falta de conocimiento. Así que si estamos pobres, enfermos, en la miseria es por falta de conocimiento, porque quien conoce a Jesucristo, una nueva criatura es, y todos tus pecados te son perdonados. Leo recita el texto bíblico: Jeremías 33: 3 “Clama a mí que yo te responderé y te enseñaré cosas grandes que tú no conoces”.
Mi relación es directamente con Dios, a través de Jesucristo. Predico a Cristo como el único Camino, la única Verdad y en quien reside la Vida, y que nadie viene al Padre sino es por intermedio de Él. Pero debemos amar a nuestros hermanos, como hijos de un solo Dios, y tenemos que contagiarlos con Jesucristo, porque no hay otra forma de llegar a Dios.

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